Mis piernas avanzaban y por más que el peso de mi espalda se hacía cada vez más y más intenso tenía que detenerme y descansar, no importaba el tiempo que debía pasar yo solo deseaba descansar en un minuto, la gente comenzaba a alejarse y me encontraba poco a poco solo en este camino, habían personas de todos los tipos, colores y tamaños, pero sus corazones eran como corazas de caracol donde solo se centraban en edificar la casa que tenían en su interior, mas no les importaba si la casa de su compañero estaba frágil o si en la primera tormenta se iba a desvanecer no, creo que nunca les importó eso siempre deseaban beneficiarse ellos mismos y yo me cuestionaba: ¿Por qué no confían?...
Seguí mi camino alguien comenzó a caminar a mi lado dándome ánimos, de la misma forma en como yo entregaba mi cariño a la gente que más quería y lo necesitaba, gritaba cosas como... "Ánimo!, Fuerza!, Tú puedes!", la verdad es que con todo ese ánimo, fortaleza y apoyo el camino se hacia cada vez más entretenido, veía como los pájaros se posaban en los árboles y como la cordillera se vestía de blanco con colores y matices increíbles, poco a poco me fui entregando a este camino, la compañía se hacia cada vez más intensa y la sonrisa de esta persona llegaba a ser contagiosa como si se tratase de una epidemia o un virus... seguíamos caminando y este camino se hacía cada vez más intenso, poco a poco me fui dando cuenta que mi coraza de caracol se hacia cada vez más impenetrable y que no había sido forjado por orgullo o vanidades, sino todo lo contrario había sido forjado por esta persona que poco a poco me fue dando el amor que tenía en su corazón, ¿Quién era él? la verdad siempre supe que era un viejo amigo que tenía el anhelo de volver a encontrar de ponerme a charlar con él las cosas que me pasaban a diario, que camináramos juntos por este gran camino y que poco a poco me fuera guiando e iluminando por las noches oscuras donde ver la punta de mi nariz era cada vez menos alcanzable...
Durante el camino se nos juntaron varias personas que con un corazón hambriento comenzaron a caminar junto con nosotros, ya éramos un total de 100 personas caminando por este camino y los pasos como soldados yendo a la guerra hacían que la tierra, el pasto, y el polvo se intensificaran en cada segundo ya no estábamos solos era una sensación extraña cada vez había una niebla de polvo, risas, carcajadas, niños, hombres y mujeres que nos acompañaban por este camino, mi amigo comenzó a llenar los corazones de las otras personas así como también yo comencé a confiar en ellas y a llenar sus vacíos con luces de esperanza, con luces de fe y por sobretodo con una luz de amor increíble...
Llegó un minuto en que había un gran vacío en las personas, un vacío que solo un hombre podía llenar y que para poder seguir debíamos entregarnos a esta persona y dar un paso de fe, pero no solo con la cabeza, sino darla con el corazón, recordé las innumerables veces que la gente me decía que tengo un corazón gigantesco o cuida tu corazón o has crecer ese corazón y llénalo... pero nunca me dijo, cree... cree con el corazón, no con la cabeza solamente, sino que con el corazón...
En mi interior comencé a sentir que debía confiar, confiar en algo o alguien que era mucho más que yo, con un corazón inmensamente gigantesco y que me iba a guiar hasta el final de mi tiempo, y yo por más que me afanara en confiar y confiar, y analizar prácticamente la palabra confiar solo me faltaba una cosa... confiar con el corazón, con este mismo corazón que veía como las corazas de caracol en las personas se hacían gigantescas, este mismo corazón que veía como las manos tendidas al cielo buscaban la esperanza en las otras personas y olvidaban quien debía llenar esos vacíos, este mismo corazón que lograba discernir entre la luz y la oscuridad y como luchaba porque la oscuridad fuera desvanecida por la luz, este mismo corazón que veía como las miradas de los niños infundían fe, esperanza, amor en cosas muchas veces materiales, muchas veces espirituales, y me di cuenta que más allá de todo lo que estaba haciendo, confiaba de una manera ciega en algo que no veía, pero que si tocaba mi corazón y lo llenaba todos los días...
Confiar es algo que cuesta montones hacer, confiar en las personas y entregarle sentimientos y emociones, a veces palabras de apoyo o intensificar el amor entre dos personas es algo difícil de realizar, a veces uno es como un niño que confía y confía que las cosas del mundo jamás se van a acabar, pero el asunto es confiar más allá de lo que nosotros podemos ver, mucho más allá...
Confía, pero no te fíes...